Detrás del Niño Rey, una imagen pequeña que inspira amor y ternura, está la devoción de sus priostes, que cada 5 de enero se dan cita en las calles del centro de la ciudad para acompañarlo en la pasada.

Ellos, no solo salen vestidos el día de fiesta, sino también transmiten su fe de generación en generación.

Martha Bonilla (56 años), una de los 186 priostes, señala que su madre era devota del Niño desde los 12 años, en la actualidad tendría 87 años. “Cuando yo tenía 5 años venía a venerarle al Niñito el 5 de enero después de realizarse la pasada”, comentó.

Martha es prioste desde el año 2000 y transmite su devoción a sus tres hijos y nietos.

De su lado, el prioste Esteban Pacurucu (65 años) reveló que desde que tiene uso de razón, el Niño visitaba su hogar, en donde se lo esperaba con un menú especial para compartir en familia. “Llegaba el 27 de octubre porque en ese día era el onomástico de mi madre”, manifestó Esteban.

Al igual que los priostes, Pedro Soto, párroco de la iglesia de El Cenáculo y morador de la parroquia desde niño, comentó que hace unos 70 años había “una señorita mayorcita que se llamaba mamá Pancha, que era quien mantenía la devoción divulgando a los vecinos e invitando para que nos vistamos...”, comentó. Por segundo año, el Cuerpo de Bomberos fue el padrino del Niño. Los miembros de la institución custodiaron la imagen en la pasada. (I)

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