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Divulgador de cervezas. Juan ‘Pipo’ Zurita. “Las personas que dicen no ser 'cerveceras' son los clientes que más me gustan; existen tantos estilos que habrá uno que te guste”, señaló Zurita, quien abrió en diciembre pasado su bar The Beerman Shop en el c.c. La Torre, en Samborondón. Con ello quiere ayudar a mostrar el producto.
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Maestro cervecero. Christian Guarco. Tras realizar una maestría en Bélgica sobre cervecería, Guarco volvió al país para crear El Puerto. “El mercado quiteño está más saturado; Guayaquil es el espacio para mostrarse y crear cultura”, dijo Guarco. Su modelo de negocio es producir 1.500 litros al mes en una planta montada en Quito.
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Empresario. ERWIN CORONEL. Junto a su socio Xavier Echeverría emprendió la licorera D’Baviera 1516 Store en Urdesa, Guayaquil. “La meta no es quitarle mercado a la cerveza industrial; nuestro público es aquel que quiere educarse en cuanto a sabores, aromas; una nueva cultura donde la cantidad no es la prioridad”, explicó.
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Homebrewer. ÁLVARO MORENO. “Hay que saber vender para que valga la pena hacer un buen producto. Además, en Ecuador se necesita asesores, marketeros, ayudantes, fabricantes de implementos para no importar; este es un mundo muy amplio y se debe buscar nuevos modelos de negocio para hacerlo rentable”, piensa Moreno.
Para los conocedores, Quito es la cuna del movimiento cervecero artesanal ecuatoriano. Sin embargo, acceder a estos conocimientos (¡aún para producir en tu propia cocina!) hoy es tan fácil que nuevas marcas aparecen cada día.
En el país existen alrededor de 66 marcas con notificación sanitaria de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa). Entre ellas juntan más de 130 estilos (sabor, color y otras características). Para Juan Zurita, autoproclamado ‘embajador de la cervecería artesanal ecuatoriana’, habría otro centenar de etiquetas que aún procesan sus permisos de venta y que saldrán al mercado en los próximos meses.
Más allá de la pasión de los cerveceros locales, este arte se ha popularizado, paradójicamente, por el aumento de fuerza de la cerveza industrial. La fusión de las transnacionales AB Inbev (Brahma) y SABMiller (Pilsener y Club) tuvo como condición ceder espacio de percha a marcas “pequeñas” para evitar el monopolio. Ahora es común encontrar ‘artesanales’ en supermercados. Pero los productores aún esperan mejores condiciones de competencia.
“Los cerveceros artesanales necesitan competir en igualdad de condiciones; tienes un producto local, de excelente calidad, al que se le da poco espacio en percha, mezclada con productos importados de menor costo porque estos últimos no pagan la misma cantidad de impuestos”, señaló Zurita. En su criterio, 2019 debe ser el año en que los gremios de cerveceros se unan “para hacer presión y tocar las puertas pertinentes, hay que cambiar regulaciones, pedir mejor almacenaje en supermercados, mayor exposición”.
Un estudio de marketing publicado en mayo pasado en la revista Espacios respalda esta opinión. Los consumidores locales prefieren el sabor de la cerveza industrializada por considerarlo tradicional y por no haber probado a las artesanales. Estas últimas son consideradas ‘costosas’ al comparar con industriales importadas. Sin embargo, el crecimiento del nicho que gusta de la cerveza artesanal (personas entre 18 y 35 años) crece al ritmo en que aumenta la oferta y buen marketing: promoción en Internet, sabor innovador, manejo de imagen, recomendación de maridajes y más.
Para Álvaro Moreno, economista y ‘homebrewer’ (cervecero casero), volver rentable la producción artesanal es posible pero con condiciones. “Guayaquil, y Ecuador en general, tiene una cultura cervecera de 100 años pero es distinta a la propuesta por la cervecería artesanal. Para que esta última sea rentable habría que llevarla a nuestra costumbre: estilos ligeros, refrescantes, de bajo grado alcohólico para el calor o más densos para el frío”, explicó Moreno.
Más festivales de cervecería, un concurso para estilos locales y más bares especializados serían un impulso a este cultura naciente. (I)
Se trata de crear cultura
“La cervecería artesanal se trata de crear experiencias”, señaló Christian Guarco, maestro cervecero de la marca El Puerto. Para Juan Zurita, mejor conocido como The Beerman, el apoyo a este movimiento también llega a través del gremio de restaurantes, a través de los maridajes (combinaciones de sabores).
“He visitado restaurantes que dan un espacio muy pequeño a las artesanales en su carta y que no explican por qué iría bien con su comida; una buena recomendación puede convertir a una persona en aficionada a la cervecería artesanal”, explicó. Ejemplo de ello son expendedores como Souvenirs y Artesanías en Zaruma, que con detalle guían la degustación de la maca Cerveza de Altura. En Vilcabamba, el restaurante Murano es un expendedor de la marca Vilqueña. En Cuenca, Jodoco Belgian Brewer es una casa cervecera y restaurante con 6 años de generar cultura.