Un nuevo año comienza y con ello la rutina se reaviva. A diferencia de quienes pudieron disfrutar del último feriado del año pasado, más de uno tuvo que empezar el 2019 en sus puestos de trabajo, cumpliendo con una labor que no conoce de días de asueto.

En las líneas siguientes conoceremos la historia Liliana Rugel, Darwin Ronquillo y José López, tres personajes que debieron laborar ayer, el primer día del año. Nos comparten sus experiencias: cómo ellos han dicho ‘adiós’ al año en su puesto de trabajo y las razones por las que vale la pena este sacrificio personal. (I)

Abastece el nuevo año

La tarde del último día del año pasado y el primero de este 2019, José Luis López no se la pasó disfrutando en familia como el resto de guayaquileños, sino en su puesto de trabajo, ubicado en la esquina de la calle Quito y Gómez Rendón. En la gasolinera esquinera Masgas, este joven de 34 años recibió el año abasteciendo a todo conductor que decidió estar a ‘full’ en la transición del nuevo año.

Durante los 9 años que lleva laborando ahí, recuerda que ya han sido 3 veces que le ha tocado recibir ahí el nuevo calendario. “A uno le da tristeza porque no pasa con la familia, pero ya uno va al día siguiente y se reúne con ellos”, dice con una sonrisa. (I)

“Aquí todos los años un señor siempre nos trae comida (la cena) a medianoche”.
José López
Despachador de gasolina

Cuida a su otra familia

Liliana Rugel Castro no supo de fiesta alguna por el año que se fue. Debió descansar temprano puesto que ayer, muy temprano en la mañana, tuvo que recibir el inicio del nuevo calendario junto a su ‘otra familia’, los adultos mayores del Área Santa Lucía y del servicio Los Robles del Hogar del Corazón de Jesús, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.

En este puesto de trabajo, en donde se desempeña como auxiliar de enfermería, no es la primera vez que le toca hacer estos sacrificios. Lo ha hecho desde su primer año ahí. “Es un poco triste porque uno suele pasar con la familia, pero esto es una profesión que nosotros escogimos y sabemos que no conocemos de feriados”, dice.(I)

“La satisfacción de hacer nuestro trabajo recompensa cualquier tristeza”.
Liliana Rugel
Auxiliar de enfermería

Alguien debe proteger

En los nueve años que ha vestido el uniforme de guardia de seguridad, Darwin Ronquillo Galarza asegura que han sido varias las veces que le ha tocado decirle ‘hola’ a un nuevo año desde una garita. Lo hace con gusto, asegura, porque puede apreciar la unión familiar desde primera mano, aunque no pueda pasarlo junto a su esposa y sus cuatro hijos. A estos últimos, las primeras veces, tuvo que explicarles la importancia de que él tenga que laborar en estos días importantes.

Aunque es una obligación ir a trabajar, Darwin indica que ayer se acercó a ‘su’ garita en la Urbanización La Perla con alegría porque cuenta con una labor en esta “época difícil”. (I)

“Les tuve que explicar (a hijos) que no era que no quería pasar con ellos, sino que es mi trabajo y debo ir”.
Darwin Ronquillo
Guardia de seguridad

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